Evangelio de Hoy Domingo 2 de Noviembre de 2025.

Como todos los días, hoy les traemos a ustedes la palabra del señor. Lecturas, Salmo, Aclamación, el Evangelio de Hoy Domingo 2 de Noviembre y la homilía diaria.

Al final del artículo encontrarán el comentario al Evangelio del día de hoy para todos aquellos que quieran leer una explicación del evangelio, y las homilías diarias.

Lecturas Bíblicas del día de Hoy


Primera Lectura de Hoy Domingo 2 de Noviembre.

Libro de La Sabidurίa 3, 1-9.

Las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento.
Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
que su salida de este mundo era una desgracia
y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
Pero los justos están en paz.

La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.

En el día del juicio brillarán los justos
como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.

Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.


Salmo Responsorial de Hoy Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6.

El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce 
para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad. 
El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tú mismo preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios; 
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes. 
El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán
todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor
por años sin término. 
El Señor es mi pastor, nada me faltará.


Segunda Lectura de Hoy Domingo 2 de Noviembre.

Carta de San Pablo a los Romanos 6, 3-9.

Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a él en su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.

Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre él.


Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor;
tomen posesión del Reino preparado para ustedes
desde la creación del mundo.
Aleluya.


Evangelio de Hoy Domingo 2 de Noviembre de 2025.

Evangelio según San Juan 6, 37-40.

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.


Homilía de hoy Domingo 2 de Noviembre.

La Voluntad del Padre: Vida Eterna en Cristo.

El Señor nos revela hoy una verdad consoladora y profunda: nadie que venga a Él será rechazado. En medio de nuestras dudas, caídas y búsquedas, Jesús abre sus brazos con una misericordia que no conoce límites. No somos nosotros quienes primero buscamos a Dios, sino Él quien, en su amor eterno, sale a nuestro encuentro y nos atrae hacia su Hijo.

La voluntad del Padre no es un designio arbitrario, sino un plan de amor: que todos los que contemplan al Hijo y creen en Él tengan vida eterna. Esta vida no es solo una promesa futura, sino una realidad que comienza ya en el alma que se entrega en fe y confianza. Creer en Jesucristo no consiste únicamente en aceptar verdades, sino en adherirse a su persona, en caminar con Él, en dejarse transformar por su gracia.

En un mundo donde tantas voces prometen plenitud y terminan en vacío, el Señor nos ofrece el único alimento que sacia verdaderamente: su propia vida entregada por nosotros. Él es la resurrección y la vida, y en Él hallamos el cumplimiento de toda esperanza.

Pidamos al Espíritu Santo que fortalezca nuestra fe, para que, sostenidos por la promesa del Padre, vivamos ya desde ahora la vida eterna: en la comunión, en la caridad y en la fidelidad al Evangelio. Amén.


Oraciones Del Padre Ignacio Larrañaga.

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

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